Los avances en mejorar la sustentabilidad en la arquitectura y en la construcción tienen muchísima importancia en un mundo donde cada vez hay más problemas con la contaminación y el cambio climático. Considerando que el rubro actualmente es responsable del 40% de energía consumida y el 36% de emisiones de CO2, es nuestra responsabilidad como profesionales de la construcción el integrar el concepto de edificios sustentables, ecológicos y técnicas pasivas a los nuevos proyectos.

La sustentabilidad cuenta con tres pilares, el medioambiental, el económico y el social, los cuales deben estar presentes en nuestra estrategia a la hora de construir.

En el caso de los materiales de construcción, debemos tener en cuenta que en todo su ciclo de vida se precisa del consumo de materia prima. Dentro de este ciclo incluimos la Producción -extracción, materias primas, transporte y fabricación-, la Construcción -transporte, desperdicios y procesos de obra-, el Uso -mantenimiento, reparación/reemplazo, rehabilitación, consumo energético, consumo de agua- Y el Fin de vida -demolición, transporte, reciclado/reutilización, disposición final (vertedero/incineradora). -

En la actualidad, el derribo de los edificios al final de su vida útil hace que sea muy difícil separar los distintos materiales, acabando mayoritariamente en vertederos. Por ello, para que el reciclaje de los materiales sea posible, es necesario promover un cambio radical en el diseño de los edificios, de forma que se favorezca el desensamble de los materiales constructivos al final de su vida útil. Este importante cambio conceptual es ya una realidad en sectores como el automotriz, donde la normativa vigente propicia que los fabricantes diseñen los vehículos para facilitar el reciclado de sus distintos componentes a través de una adecuada selección de materiales y técnicas de ensamblaje.

El camino para lograr construcciones más sustentables se encuentra en la Responsabilidad Social Empresaria y el rol fundamental del consumidor final, cada vez más exigente en estos aspectos, tanto por motivos medioambientales como económicos.

Gracias a cierta inquietud en los consumidores, las responsabilidades legales, sociales y políticas que pueden implicar los impactos ambientales, y a algunas medidas que empiezan a tomarse, como el eco-etiquetado -como ya se exige en los electrodomésticos-, ciertas compañías empiezan a interesarse en realizar estudios comparativos para determinar las ventajas y desventajas medioambientales relativas de productos que pueden desarrollar la misma función. Esto les permite identificar hacia dónde deberían dirigir prioritariamente los esfuerzos para minimizar dichos impactos, al tiempo que ofrecen al consumidor una imagen de preocupación por el medio ambiente.

Si continuaran y se apoyaran este tipo de iniciativas se podría lograr que cada fabricante se hiciera responsable de saber de dónde vienen sus materias primas, su energía y sus insumos, y cuál será el destino final de sus productos.

Arq. Mayra Franceschi – Estudio de Arquitectura Fusión Atelier – [email protected]