La palabra patología, etimológicamente hablando, procede de las raíces pathos y logos, y se podría definir, en términos generales, como el estudio de las enfermedades. Por extensión la patología constructiva de la edificación es la ciencia que estudia los problemas constructivos que aparecen en el edificio o en alguna de sus unidades.
Para afrontar un problema constructivo debemos ante todo conocer su proceso: su origen, sus causas, su evolución, sus síntomas y su estado. En esta secuencia temporal del proceso patológico podemos distinguir tres partes diferenciadas: el origen, la evolución y el resultado final. Para el estudio del proceso patológico conviene recorrer esta secuencia de modo inverso, es decir, empezar por observar el resultado de la lesión, luego el síntoma, para, siguiendo la evolución de la misma, llegar a su origen: LA CAUSA. Este proceso nos permitirá establecer tanto la estrategia de la reparación como la hipótesis de la prevención.
Toda propuesta de reparación de un proceso patológico, debe ir acompañada por una propuesta de mantenimiento.
Todos los actores: constructores, arquitectos, inversores, desarrolladores, corredores inmobiliarios, propietarios, usuarios, etc. debemos entender la importancia de la toma de medidas de prevención. Los CI como profesionales en nuestro rol de intermediarios debemos procurar ser formadores de conciencia, empezar a plantear la importancia de las condiciones que deben reunir los Inmuebles: condiciones de seguridad, de salubridad y de ornato, y de los riesgos que implica la falta de mantenimiento. Mantenimiento que deberá ir acompañado de la adaptación a las exigencias de las normativas vigentes (Normas de Higiene y Seguridad en los edificios, Normas I.R.A.M, Normas de las Instalaciones Sanitarias, Disposiciones y Normas para la ejecución de las Instalaciones de Gas, Normas y Reglamentos para las Instalaciones Eléctricas), asesorando sobre la importancia de recuperar y poner en valor el bien inmueble, no sólo para obtener una mejor rentabilidad y posicionamiento en el mercado, sino para brindar un mejoramiento de la calidad de vida del usuario final.
Rosario está tomando conciencia y dando sus primeros pasos con algunas Ordenanzas y modificaciones al Reglamento de Edificación como la Ordenanza Nº 8757/2011sobre los aspectos higrotérmicos y demanda energética en las construcciones que apela a la reducción del consumo energético mediante mejoras en el diseño de su envolvente térmica y los hábitos de utilización de los mismos, como así también con la Ordenanza solar que regula el aprovechamiento de la energía solar para la producción de agua caliente sanitaria, etc.
Esta sumatoria: cambios de paradigmas, la prevención y protección de los edificios / bienes inmuebles, deberían ser el disparador de una construcción colectiva.
Deberíamos empezar a entender que la recuperación no termina con la puesta en valor de bien inmueble, sino que continúa con su cuidado para fomentar su perdurabilidad, deteniendo así el proceso de descapitalización y dando sostenibilidad a las inversiones.
CI y Arquitecta Andrea Arregui – Socia CEIR
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