Manuel Beltrán, Coordinador de las Cámaras Inmobiliarias de Rosario. 

En nuestro rol de intermediarios, las inmobiliarias llevamos adelante diariamente un diálogo franco con propietarios e inquilinos, ya que nuestra labor fundamental como conocedores de las necesidades de ambos, consiste en asesorarlos, prevenir futuros inconvenientes, lograr un equilibrio lo más justo posible entre las partes.

La crisis económica que arrastramos hace años impacta en ambos actores negativamente para la toma de decisiones. Los propietarios se encuentran con un porcentaje de retorno a su inversión muy bajo, el más bajo de los últimos años. A esta situación se agrega la incertidumbre que crea la nueva Ley de Alquileres, sancionada en julio del año pasado, sobre todo por cuestiones como la actualización automática del canon locativo por un índice emitido por el BCRA y  la ampliación del plazo mínimo del contrato a 3 años de duración. Todo esto dentro de un contexto de inflación ascendente, y un Decreto de Necesidad y Urgencia (320/20) prorrogado dos veces, que impide cobrar aumentos ya pactados.

Una gran cantidad de locadores son personas mayores que han decidido volcar sus ahorros en ladrillos para poder complementar sus haberes jubilatorios, en parte como respuesta a un sistema previsional notoriamente en crisis desde hace muchos años. Independientemente de esta realidad, para la mayoría de los argentinos la compra de vivienda para renta sigue siendo el resguardo de valor más seguro para proteger sus ahorros.

Por su parte, los inquilinos de vivienda, en su gran mayoría son asalariados que, debido a la baja en el poder adquisitivo de eso salarios, ven más dificultades para poder afrontar los aumentos de precios producto de la inflación y mantener su calidad de vida. Son personas que recurren al mercado locativo para resolver de esta manera una necesidad humana fundamental: el acceso a una vivienda. Es por esto que el acceso al alquiler se convierte en un instrumento necesario para el desarrollo de sus vidas.

Cabe destacar que desde el inicio de la cuarentena, en el que la situación económica se volvió más compleja, según las estadísticas de la Federación Inmobiliaria de la República Argentina (FIRA), el cumplimiento de los contratos vigentes y la voluntad de pago por parte de inquilinos de propiedades con destino vivienda, ha sido mayoritario.

Desde CADEIROS Y CEIR, siempre hemos remarcado que el problema de fondo a resolver es el déficit habitacional que arrastramos desde hace décadas. Hasta que no se modifique esta problemática de fondo,  debemos colaborar todos los actores involucrados (inquilinos, propietarios, inmobiliarias, constructoras, etc.) procurando aminorar juntos las consecuencias de aquello que el Estado hace muchos años viene sin poder resolver: la falta de políticas estructurales (créditos hipotecarios sustentables a largo plazo, por ejemplo) para que pueda convertirse  en propietario.

Una de las propuestas que impulsamos desde ambas cámaras es colaborar para que el Estado promueva incentivos a la inversión para la construcción de inmuebles destinados al alquiler, crear marcos jurídicos y económicos creíbles en el largo plazo, con esto lograríamos aumentar la oferta de viviendas y descomprimir la tensión entre la oferta y la demanda del mercado locativo.

Hasta que no se resuelvan estas cuestiones de fondo, el mercado locativo seguirá atado a los altibajos que vivimos en la economía e institucionalmente. Tanto inquilinos, como propietarios deberán comprender que son igualmente necesarios para llevar adelante este mecanismo de acceso a la vivienda, es decir, se necesitan mutuamente. Desde las inmobiliarias seguiremos colaborando para que esto transcurra de la manera más justa posible, escuchando a las partes para lograr acuerdos en los que se sientan beneficiadas.Esa es una tarea fundamental de nuestro día a día.